Un coloso del transporte aéreo, el Antonov 225, ha aterrizado esta mañana en el Aeropuerto de Vitoria-Gasteiz. Se trata de uno de los dos únicos ejemplares que existe en el mundo.
El avión, de fabricación rusa, fue concebido en su origen para transportar al efímero transbordador espacial ruso Buran. En su bodega puede transportar cargas extremadamente pesadas y voluminosas, como trenes, helicópteros, turbinas y cientos de toneladas de suministros a zonas en conflicto o en situación de emergencia humanitaria. Dispone de seis motores, con un empuje cada uno de ellos de 23 toneladas, lo que da la medida de su imponente capacidad de carga. Soporta 250 toneladas en el interior de su bodega y hasta 200 en la parte superior del fuselaje.
Miles de aviones se han visto obligados a quedarse en tierra durante la segunda quincena de abril mientras la nube de cenizas producida por la erupción de un volcán en Islandia se extiende por los cielos de Europa. Las erupciones volcánicas expulsan grandes cantidades de cenizas y de gases a la atmósfera, que pueden llegar a alcanzar las altitudes a las que operan los vuelos comerciales.
Según anuncia el fabricante francés